Era sábado, amaneciste a mi lado, había que sacarte de la cesta y bajarte en brazos la escalera a toda velocidad, pues tu vejiguilla no daba para más, normalmente, a pesar de la carrera matutina, hacíamos una buena catarata en la escalera.
Estábamos pensando tu nombre, yo tenía pensado Moli, por una perrita callejera que teníamos medio adoptada entre todos los niños y de la que guardo gran recuerdo, nos seguía a los niños a todas partes, la teníamos que ir dando esquinazo cuando íbamos a la piscina y aún así, siempre aparecía el socorrista hecho una furia detrás de la perrita que entraba a buscarnos hasta el agua loca de contenta, tuvo hasta cachorritos, a los que nos dejaba acercarnos solo a nosotros, los parió en una cueva de esas de pueblo, que utilizan para guardar los trastos, total, que nos dieron ultimátum y por allí íbamos todos los niños con los perritos metidos en una cesta de fruta, arrastrándola por todo el pueblo buscándoles casa, los colocamos a todos, y la perra no intervino, parece que ellos siempre entienden...
Otro nombre que me gustaba era Laia, este nombre no tenía ninguna tierna historia detrás, simplemente un proveedor de Barcelona con el que trabajaba se llamaba así, me encantó el nombre, escribí un cuento para mi sobrino sobre una estrella con ese nombre y ya ves, Juan eligió entre los dos ese nombre para ti, cosas del destino, tu eres ahora mi estrella Laia
Estábamos pensando tu nombre, yo tenía pensado Moli, por una perrita callejera que teníamos medio adoptada entre todos los niños y de la que guardo gran recuerdo, nos seguía a los niños a todas partes, la teníamos que ir dando esquinazo cuando íbamos a la piscina y aún así, siempre aparecía el socorrista hecho una furia detrás de la perrita que entraba a buscarnos hasta el agua loca de contenta, tuvo hasta cachorritos, a los que nos dejaba acercarnos solo a nosotros, los parió en una cueva de esas de pueblo, que utilizan para guardar los trastos, total, que nos dieron ultimátum y por allí íbamos todos los niños con los perritos metidos en una cesta de fruta, arrastrándola por todo el pueblo buscándoles casa, los colocamos a todos, y la perra no intervino, parece que ellos siempre entienden...
Otro nombre que me gustaba era Laia, este nombre no tenía ninguna tierna historia detrás, simplemente un proveedor de Barcelona con el que trabajaba se llamaba así, me encantó el nombre, escribí un cuento para mi sobrino sobre una estrella con ese nombre y ya ves, Juan eligió entre los dos ese nombre para ti, cosas del destino, tu eres ahora mi estrella Laia
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