jueves, 1 de septiembre de 2011

CANTABRIA EN VERDE

Bueno, pues esto es nuestra semana en Cantabria, donde la mirada se te vuelve verde, por que mires donde mires, ves ese maravilloso color que relaja la vista y el alma.
En cuanto al tiempo, pues digamos que Cantabria nos quiso regalar un abanico de todas las posibilidades, tuvimos sol, poco, pero tuvimos... tambien nos mostró una maravillosa niebla subiendo a visitar el Soplao, lluvia, viento, frío... Todo un popurri que nosotros nos tomamos de la manera más practica, por que nosotros cuando salimos de vacaciones y más al norte, no estamos dispuesto a que NADA nos estropee la escapada, asi es que nos acoplamos, que había sol?? pues playa, que no?? visiteo, a descubrir otra Cantabria fuera de sus playas
Primeramente visitamos SANTANCER, comenzamos a caminar sin saber muy bien lo que nos ibamos a encontrar y fue toda una sorpresa, nuestros pasos nos llevaron hasta la PENINSULA DE LA MAGDALENA, no teníamos ni idea de que era, parecía un parque o algo así y como nos dejaban entrar con la perra, pues seguimos adelante.
Nos encontramos rodeados de naturaleza, todo supercuidado, unas vistas al mar espectaculares y un minizoo, si, un minizoo con unos pingüinos, focas y leones marinos, podeis ver en una de las fotos una foca, creo, no le vi las orejitas típicas del león marino, esta estaba toda relajada dormida encima de una rejilla y le caía agua por el trasero constantemente, se la veía en la gloria
Seguimos un buen rato paseando por allí, viendo el faro, el palacio y demás, nos paramos un rato a coger piñones y a que Celia disfrutara un poco en una especie de camas elásticas que había en la zona de columpios.
Otro día hicimos un gran descubrimiento, el PARQUE NATURAL DE LIENCRES, una playa inmensa, rodeadad de dunas y amurallada por un precioso bosque de verde y ocre infinito, con unos senderos estupendos para perderse en él
Hicimos todo, bosque y playa, nos encantó, en el bosque nos inflamos a moras, eran enormes, mientras Jara corría feliz por los caminos y luego playa, preciosa, inolvidable
Tras un par de intentos y con la niebla como acompañante, conseguimos visitar la CUEVA DEL SOPLAO, hay que reservar hora antes de ir, si no puede pasar como nos ocurrió, que tuvimos que volver al otro día por que nos daban hora para las nueve de la noche y eran las cuatro
La cueva, IM PRE SIO NAN TE, hemos visitado varias cuevas, pero nada comparable a lo que nos encontramos allí, que colores, que formas tan caprichosas... espero poder volver a llenarme de nuevo de naturaleza pura y silencio entre sus increibles formaciones
También visitamos Altamira, mucha cola, mucha espera... y luego, sinceramente, un poco defraudados, o un mucho, la recreación estaba muy bien hecha, pero nos supo a poco después de tanta expectativa
Por último nuestra visita a Cabárceno, precioso, muy amplio, los animales tenían tanto espacio que a veces, no los veías, echamos de menos algunas sombras, pues pasamos un calor cosa mala, menos mal que a la tarde se nubló.
Lo que era un verdadero rollazo y una pesadez, es tener que ir de animal en animal en coche, pues aquello es inmenso y acabamos cansados, entre el calorazo ese pegajoso y el sube baja del coche cada dos por tres.
Olvidamos un poco el calor y las penurias cuando aparecieron los leones de mar haciendo su actuación, mira que los he visto veces y siempre disfrutamos con ellos.
Y bueno, como olvidar mis desayunos en el apartamento, viendo esas vaquitas cantabras pastando en lo alto de aquella montaña completamente verde, una maravilla, el cafetito matutino con aquella vista, me sabía a gloria
Y como se come allí, no hubo día que no comieramos magnificamente, sobre todo en la SIDRERIA DE LA CUCHARA, que ensalada y que carne, sin olvidar es espectáculo de ver a mi hija Celia escanciar la sidra como una profesional.
Me quede con ganas de más, de más sol también, con ganas de conocer SANTILLANA DE MAR, pues las dos veces que estuvimos a tiro de piedra, la lluvia o la niebla, o ambas cosas, no nos dejaron
Después de la primera impresión, que nos quedamos un poco pasmados ante un cartel que te avisaba de que si bajabas el perrito a la playa, podían ser 1000 euros de multa, pues allí en Arnía, obviamente no, pero pudimos disfrutar viendo a Jara trotar feliz por otras playas, escarvar buscando tesoros en la arena y mirarte feliz con la trufita llena de tierra, como sonriendo y darte mil vueltas alrededor de las piernas, a su estilo gatuno, para contarte lo contenta que estaba allí en la arenita, o corriendo como loca en los inmensos prados pegados a los acantilados.
Con ganas de más, la última mañana aprovechamos para un poco más de playa de Liencres y fue un acierto, dejó de llover, salió el sol y el mar estaba espectacular, unos colores totalmente increibles, vamos, nada que envidiar al azul típico de el mar Caribe y como broche de despedida, mientras estábamos sentados en las rocas disfrutando el espectáculo, apareció por allí un gaitero enseñando su arte y llenando de magia con su música aquel escenario ya de por si tan especial
Me voy también feliz por volver a mi casa y feliz por que no digo adiós a Cantabria, solo un hasta luego, o hasta pronto... Creo que el verde de Cantabria engancha