jueves, 29 de mayo de 2008

CUANDO LLEGASTE A MI VIDA


No podía dormir aquella noche, daba vueltas y vueltas, no sabía que decisión tomar, mi marido viajaba mucho, me haría tanta compañía... pero era una responsabilidad grande en la que además no tenía experiencia ninguna.

Ojeando el segunda mano, aún con dudas, busqué y busqué , al final lo vi, marqué nerviosa el número de teléfono, me contesta una voz masculina, me dice que le queda un macho, que lástima, yo quería una hembra, no se muy bien los motivos, pero quería una hembra.

Tras aquella llamada, decidí desistir, que iba a hacer yo con un perro, con el trabajo y todo, era una locura, cerré el periódico y volví a mi vida, mi vida tal y como había sido siempre. Sonó el teléfono, otra vez aquella voz masculina, tenía tono desesperado y me decía que si quería al perro tenía que ir hoy a recogerlo a Madrid sin falta esa misma tarde, le había dado el macho a los que se iban a llevar la hembra y su mujer harta de pises y cacas de perritos, le había dado un ultimátum.

Lo veía muy complicado, yo vivía fuera de Madrid, mi marido estaba de viaje, yo no conducía, total, a la desesperada llamé a mi cuñado para pedirle que fuera a por la perra y además me la guardara hasta el día siguiente que iría a por ella, no quiso, me dijo que no y punto, pensé en mi hermano, hubo suerte, el se acercó a por la perra, se la subió a casa y pasó la noche en vela por culpa de una cachorrita que echaba de menos a su madre. Le dio un peluche, también un despertador pues había oído alguna vez que eso les calmaba al pensar que ese tictac, era en realidad el corazón de su madre... Si lo pensamos desde el punto de vista del perro, tiene que ser un drama estar tan a gusto con tu mami y tus hermanos y de pronto ver como tus hermanos van desapareciendo, incluso él mismo desaparece, desaparece su madre y todo lo que había sido hasta ahora su mundo se desvanece.

Total, yo tampoco pegue ojo, pensando en mi cachorra, como sería, como la llamaría, sería capaz de criar un perro yo, que me daban pánico y me cambiaba de cera cada vez que me cruzaba con uno de ellos, desde luego era una locura, pero yo era feliz. Pasé la noche planeando como lo haría, preparé una mochila con una toalla para traerme desde Madrid a casa a la perra en el tren, estaba ansiosa por conocerla, en el trabajo no me centraba, solo miraba el reloj, se acercó mi jefa y me pidió que me quedara un poco más, le dije que imposible, tenía que ir a por mi perra... Será posible, no lo entendió, incluso se enfadó, me daba igual, salí como una moto con mi mochila a comprar comida de perro de esas de marca blanca de un super de barrio, era el único abierto a esas horas , yo le pedí comida para cachorro, me miró con cara de ...-Y esta tía de que va- y me dio el paquete ese con el perrito pintado lanzándome una mirada de solotenemosestatiapetarda, así es que yo no dije ni mu, cogí mi comida del perrito pintado y las croquetitas de mil colores que parecían más confeti que comida y salí de allí.

Atiné a entrar en casa de mis padres y empecé a buscar, llamando al perrito, no se oía ni se veía nada, fui abriendo puertas hasta que abrí la puerta que iba a cambiar mi vida para siempre, abrí la puerta y debería haber sonado una música de esas de película de amor en el momento más tierno, pero lo único que sonaba allí era mi corazón a mil por hora... Allí en un rincón, rodeada de pis y alguna caca estaba mi nuevo amor, una bolita peluda blanca enorrrrrrrrrme con la cabeza baja, le levanté la cabeza para verle la cara, Dios, era la perra más linda del mundo, con unos ojos amarillos tiernos e intensos, ella se limitó a mirarme tímida y a empujar un cacharrito vacio pidiendo comida, yo corrí a mi mochila, la que no me iba a servir para transportar a semejante pedazo de perro y le llené por primera vez el cacharro de confeti para perros.

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