Hoy he mirado tu foto y he sentido miedo, hoy te he visto un poco más lejana y me da miedo, un miedo inmenso, he subido a la carrera buscando entre lágrimas tu collar, l o he acercado a mi cara, ya casi no huele a ti... Entonces me he dado cuenta de que realmente te alejas, tus cosas no están, ya no hay lametones en el cristal del salón, ni patitas de barro por el suelo, la casa no huele a ti... Tanto y tanto que he despotricado por el barro en el suelo, por las paredes rozadas, por la casa y la ropa llena de pelos blancos por todos lados y ahora... Me da pánico pensar en perder poco a poco todo, olvidar, olvidar la sensación tibia del contacto de tu piel, el reconfortante placer de abrazarte junto a mi, tus patas empujándome recordando que sigues ahí en espera de algún caprichito de la mesa, el golpecito amoroso con el hocico exigiendo aun más caricias en tu cuello, todo aquello tan dulce, tan amado que da miedo olvidar.
Ese miedo al olvido me empuja a no parar de escribir y montarme en la máquina del tiempo contigo para revivir nuestra vida juntas, desde el comienzo, hilando cada vivencia en palabras para intentar que nada se vaya, que al menos eso pueda retener junto a mi y ganar aunque solo sea una batalla a aquella sombra negra, aún siento su aliento en mi nuca, pero ahora gano yo.
Ese miedo al olvido me empuja a no parar de escribir y montarme en la máquina del tiempo contigo para revivir nuestra vida juntas, desde el comienzo, hilando cada vivencia en palabras para intentar que nada se vaya, que al menos eso pueda retener junto a mi y ganar aunque solo sea una batalla a aquella sombra negra, aún siento su aliento en mi nuca, pero ahora gano yo.
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