Pues aquí lo teneis, se que habra quien piense que se me fue la pinza, pero me da igual, cada mañana cuando me levanto, voy allí, a ver a mi Lalli, beso la foto, cambio el agua a su romero y enciendo una vela, con este pequeño ritual, estoy preparada para comenzar otro día.
Cuanto durará esto?? no lo sé, mientras el cuerpo me lo pida... Al principio era mi hija Celia, la que no dejaba que la vela se apagara durante el día, venía muy agobiada a que encendiera otra, para que la Laia no se perdiera... ella ya no lo pide...
Es curioso, he metido en agua ramitas de romero miles de veces, pues me gusta un montón y nunca, nunca me echó raices y esta ramita, la que le cuido a Laia, tiene ya raices
1 comentario:
Siempre me emociono leyendo tus textos sobre LAIA. Tanto amor sale por tus palabras...
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