Llevábamos dos años sin vacaciones, uno por que nos acabábamos de mudar y estar en casa era para nosotros vacaciones y otro más, pués eras muy peque y no queríamos dejarte sola(donde ibamos de vacaciones no admitian perros y tu lo pasabas fatal en los viajes, vomitabas hasta en trayectos cortos con pastillas y todo).
Este año, mi marido quería salir como es obvio, yo me hubiera quedado con mi perrita, pero por la familia... Empezamos a ver albergues para perros, ninguno nos gustaba, poco sitio, poca sombra, poco... limpio... Hasta que encontramos el "ideal", asi que allí acabó mi pobre Laia. Pasé mis vacaciones, sin dormir por la bebe, menuda novedad y preocupada a todas horas por ti, mi marido hasta se enfadaba conmigo de lo pesada que me ponía.
Pasaron las vacaciones y fuimos tan contentos a recogerte, decían que tu ibas a estar también de vacaciones... Mira cuando te vi, se me cayó el alma a los pies, flaca, flaca, como no ha estado nunca, parecías un galgo y la señora quejándose del pelo que se te caía y yo pensé, pues en comida mucho gasto no ha hecho, cogi la correa y nos fuimos a la carrera para casa. Me prometí que nunca más.
Llegaste muy digna, recorriste todo y fuiste a tu comedero directa, eso te ha pasado siempre que hemos salido de viaje, dejas de comer, mi vecina que es la que te cuidaba desde este desagradable episodio , que es un ángel, tiene la paciencia de darte de comer en la mano, asi sí, te comías todito, mimosa más que mimosa.
Bueno, pues cuando te hartaste de comer, ni caso que nos hacías, tumbada y a tu rollo, por más que te decíamos, nada... Llegamos a la conclusión de que estabas enfadadísima con nosotros.
Si, parece una reacción exclusivamente de humanos, pero tú te enfadabas. Si salíamos y tardábamos más de la cuenta, al llegar ya sabiamos lo que nos esperaba, nos saludabas tan efusivamente como siempre y luego una bronca... Empezabas como a gruñirnos un buen rato, hasta que te cansabas, se te entendía perfectamente, nosotros nos mondábamos y nos hacia gracia hacer la traducción:-Ya está bien, vaya horitas de venir y yo aqui sola todo el tiempo...
Este año, mi marido quería salir como es obvio, yo me hubiera quedado con mi perrita, pero por la familia... Empezamos a ver albergues para perros, ninguno nos gustaba, poco sitio, poca sombra, poco... limpio... Hasta que encontramos el "ideal", asi que allí acabó mi pobre Laia. Pasé mis vacaciones, sin dormir por la bebe, menuda novedad y preocupada a todas horas por ti, mi marido hasta se enfadaba conmigo de lo pesada que me ponía.
Pasaron las vacaciones y fuimos tan contentos a recogerte, decían que tu ibas a estar también de vacaciones... Mira cuando te vi, se me cayó el alma a los pies, flaca, flaca, como no ha estado nunca, parecías un galgo y la señora quejándose del pelo que se te caía y yo pensé, pues en comida mucho gasto no ha hecho, cogi la correa y nos fuimos a la carrera para casa. Me prometí que nunca más.
Llegaste muy digna, recorriste todo y fuiste a tu comedero directa, eso te ha pasado siempre que hemos salido de viaje, dejas de comer, mi vecina que es la que te cuidaba desde este desagradable episodio , que es un ángel, tiene la paciencia de darte de comer en la mano, asi sí, te comías todito, mimosa más que mimosa.
Bueno, pues cuando te hartaste de comer, ni caso que nos hacías, tumbada y a tu rollo, por más que te decíamos, nada... Llegamos a la conclusión de que estabas enfadadísima con nosotros.
Si, parece una reacción exclusivamente de humanos, pero tú te enfadabas. Si salíamos y tardábamos más de la cuenta, al llegar ya sabiamos lo que nos esperaba, nos saludabas tan efusivamente como siempre y luego una bronca... Empezabas como a gruñirnos un buen rato, hasta que te cansabas, se te entendía perfectamente, nosotros nos mondábamos y nos hacia gracia hacer la traducción:-Ya está bien, vaya horitas de venir y yo aqui sola todo el tiempo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario