viernes, 20 de junio de 2008

MI PERRITA PASTOR


Se supone que tendrías que ser buena rastreadora, pero el olfato no era tu fuerte, eso sí, eras la mejor perro pastor del mundo mundial, siempre que salíamos, andabas pendiente de todos, en cuanto se despistaba alguno, como loca a buscarlo y te ponías de los nervios hasta que nos reunías de nuevo otra vez, además ibas siempre en cabeza o al menos lo intentabas, te gustaba ir la primera, nosotros te dejábamos hacer, pero llegó Celia, siempre os habeis criado como casi hermanas y como buenas hermanas, los celos y la envidia estaban presentes. Si yo daba una caricia a Celia, enseguida tenía tu morro allí exigiendo lo suyo y Celia igual contigo, claro, a Laia le das más besitos, cuanta comida le echas a Laia... tanto monta monta tanto... Lo que le diera de comer a Celia era bueno y aunque nunca te hubiera gustado, te lo comías, pelaba zanahoria en bastoncitos para la niña y la perrita los quería igual, peladita y en bastoncitos, si no, no la comías.


Y claro cuando salíamos, la pelea de las dos tunantes por ir las primeras, unos piques entre las dos, que ni Fernando Alonso.... y el sprin final, empujones y adelantamientos peligrosos, por ver quién llegaba primero a la puerta de casa, me hacia gracia, las dos en la puerta del jardin, calentando motores, que ni me dejabais meter las llaves y luego a correr las dos por llegar a la meta(la puerta) las primeras y aquí ni medallas, ni champagne, ni chicas guapas ni na de na, vaya dos tontuelas...


Cuando venía visita y paseabamos todos juntos igual, como si supieras contar, tu te hacias la guia del grupo y si te faltaba alguien, enseguida te dabas cuenta, había veces que te poníamos a prueba y por gastarte una broma, nos escondíamos alguno y tú toda apurada pensando para tus adentros: Dios mio, que he perdido uno... Y el alegrón que te llevabas cuando encontrabas tu ovejita descarriada


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