Como ha crecido nuestra niña, ¿te acuerdas Laia lo chiquitina que era cuando llegó a casa?, cuando tu te asomabas a su cuco olisqueándola, para averiguar que era esa cosa que olía tan raro y que robaba toda la atención de tu familia...
Al principio no te hizo muy feliz la idea, pero a medida que aquella cosita iba llorando menos y moviéndose más por la casa, comenzó a interesarte o al menos, comenzaste a tolerarla resignada como un miembro más de tu manada.
Me acuerdo que aunque tu eras gigantesca a su lado, Celia nunca te tuvo miedo, cuando apenas se sentaba, observaba sentada en la hierba tus idas y venidas, te tumbabas a su lado intentando jugar con sus diminutos pies y Celia respondía al juego dándote pataditas.
Te encantaba sentarte al lado de su trona mientras comía sus primeros purés y no por amistad precisamente, sabias de la poca habilidad de Celia comiendo y ahí estabas tu preparada para hacer un servicio de limpieza rápida.
Recuerdas cuando comenzaba a andar, tu te entusiasmabas y la niña caía al suelo como una peonza. Los paseos que nos dábamos juntas las tres en invierno, Celia en el carrito, tu y yo, la niña miraba alucinada tus supermegarapicarreras, yo también, siempre me ha encantado ver tu estilo corriendo, lo que no nos gustaba tanto, era tu manía de pasarnos rozando a toda velocidad, temíamos el día en que fallaras, ese día nos partías las piernas seguro.
También recuerdo como se reía Celia cuando la montábamos encima de ti y hacías de su bello y blanco corcel, a ti no te hacia muy feliz, pero hacias tu papel con dignidad.
Las Navidades en las que Celia miraba el calcetín colgado en la chimenea con tu letra, para ver que te habían traído los Reyes Magos y Papa Noel, por que en esta casa, vienen todos y siempre se acordaban de la buena de Doña Laia, tu olisqueabas ansiosa el paquete, sin darle importancia alguna a tan primoroso envoltorio y toda la del mundo a su suculento contenido
Todavía sonrió cuando me acuerdo de aquellas tardes frías, calentitas en casa y en pijama, pasábamos las tardes jugando las tres al escondite, Celia ha crecido con este juego, primero se escondía a gatas dentro de una caja de cartón enorme, ya más mayor, ibamos de la mano a escondernos detrás de las puertas y te oíamos ahogándonos la risa, como ibas entrando habitación por habitación, empujando puertas con el morro y dando un salto como diciendo: OS PILLE , tus patitas por el pasillo acercándose y el reencuentro memorable dando saltos, te encantaba que jugaramos juntas a eso.
También el PILLA PILLA tuvo dos versiones, versión gateo y versión andando, cuando Celia no andaba la ataba al triciclo ese estupendo que tenía y se partía de risa mientras te perseguíamos alrededor de la mesa y ya andando, corríamos tras de ti, cambiando de repente de ser perseguidoras a perseguidas y tu loca de contenta, corrías detrás dándonos topetazos en el culete con el morro.
Y bailar, lo que te gustaba la juerga, cuando Celia y yo teníamos ganas de bailar, tu te unías al cuerpo de baile, trayendo contigo tu juguete y lanzándolo por los aires: UN DOS TRES YA
La bicicleta estática, era ponerse Juan a montar en la bici y tenía a la bebé en el manillar y a ti, toooooooodo el tiempo intentándole cogerle el pie y así no hay quien haga deporte
A mi lo que me gustaba de verdad, era veros jugar a las dos juntas, en esos juegos os he visto crecer a las dos, mis dos pequeñas cachorritas que rápido crecisteis.
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