Después de tener una tranquila charla con "el jefe de la manada", en un último intento por traer a la galguita junto a mi, he tenido que rendirme con todo el dolor de mi alma.
Mañana hará dos meses, dos meses y a mi me parece que fue ayer, el zarpazo en mi corazón que me produjo tu pérdida sigue sangrando, es más, esta infectado y esta infección me produce un doloroso delirio, en el que intento obsesivamente llenar tu vacio con otro animal, pienso en ello de forma enfermiza, a todas horas y esta obsesión me persigue como una sombra hasta mi cama, arrancándome el sueño y la tranquilidad que tanta falta me hace, me devora por dentro como un cáncer, como el cáncer que me apartó de ti y me tortura con unos tremendos dolores de cabeza, que me hacen sentir enferma demasiado a menudo ya.
Por eso, tras esta charla, en un momento de lucidez, escucho su voz y otras voces amigas, que me han intentado llevar estos días a la misma conclusión, me doy cuenta de que aunque me duela muchísimo, tengo que renunciar a la galguita de mi alma, no sería justo para ella tener junta a ella a una persona que la trajo a casa en un momento de deseperación, no, es un animal demasiado bello, se merece algo más, se merece a alguien que la quiera sin reservas, sin sombras, sin recuerdos dolorosos y esa persona, no puedo ser yo ahora mismo.
Necesito sanar mis heridas, pero jamás olvidaré aquel paseo que compartimos juntas y aquel intento de seguir a mi lado, jamás... Y algún día desde la serenidad, le devolveré a ese bello animal atigrado un poquito de lo que ella me dió aquella mañana, que aunque fue poco tiempo, tanto, tanto me enseñó, buscando a ese ser con mirada tierna que me estará esperando... Por que desgraciadamente, por entonces, cuando este preparada, seguirá habiendo muchos otros animales tan bellos como mi galguita, esperando pacientes, como solo ellos saben esperar, a que se les de una segunda oportunidad en la vida que les ha tocado vivir.
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