Esta mañana me acordaba y aún me reía, me acuerdo que ibamos un día paseando juntas por la urbanización y nos cruzamos con un chico que llevaba un perrito pekines con una correa extensible, total, que el pekines se acercó a olisquear al pedazo de hembra que eras y tú que nunca has querido rolletes con ninguno, no se como empezaste a removerte de tal forma que el perrito se enganchó a tu correa.
Tú que le viste enganchado a ti, te entró el agobio y empezaste a girar y el pekines detrás de ti, tú cada vez más agobiada, no sabias como quitarte aquella cosa de encima y girabas y girabas y el pekines ya volaba alrededor tuyo como en un TIOVIVO y el dueño del perro y yo por allí también medio enredados intentando calmarte.
Yo pensaba: como se suelte la correa, esta al perrillo no lo vuelve a ver, va a salir volando por lo menos a veinte kilometros.
Al fin paro la noria, soltamos al pekines, que debería tener un mareo... Siempre que nos acordamos de aquello nos reimos recordando al pobre perro volando, es que beben los vientos por ti... A ese no le quedaron ganas de acercarse a una perra en una buena temporada
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