jueves, 9 de julio de 2009




Casi dos semanas lleva Jara con nosotros y aunque la toco y la siento, me sigue pareciendo mentira, igual que si intento recordar el tacto de tu piel, tu olor, los paseos... me parece todo difuminado, también un sueño, un sueño dulce que duró ocho años y que me ha hecho adicta a esta droga tan dulce de los morritos mojados y las patitas peludas reclamándome mimos.




Cuando tú te fuiste te llevaste algo muy valioso contigo y ahora que tengo a Jara, parezco curada de esa inmensa pena y sonrió feliz al ver en Jara, pinceladas de lo que fue compartir aquel tiempo contigo.




Jara es una chica lista y aprende deprisa, ayer aprendió a hacer el sit sin comida de por medio y a darme su peluda patita, hay que ver lo que nos hace reir este payasete de nariz y ojos negros.




Estoy deseando que por fin terminemos con las dichosas vacunas y la podamos llevar a nuestro lugar favorito, quiero verla correr entre los pinos y chapotear en el agua helada. He puesto su pequeño arnes junto a tu collar, no se exactament por que lo he hecho, tal vez para que tú desde hay arriba puedas protegerla y que crezca feliz a nuestro lado como tú lo hiciste.




Celebró que la vida me ha dado la oportunidad de seguir aprendiendo de vosotros los perros poniendo a mi lado a la pequeña Jara

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