Como pasa el tiempo rubia, ya tres años desde que te fuiste, bueno, nunca te has ido del todo, yo te siento aqui conmigo, muy, muy cerquita.
Es cierto que a veces me tira la linda cicatriz que dejaste en mi alma, duele y molesta, pero también sonrío al recordarte, al recordar tus cosas, ese lindo lote con el que me alegrabas la vida cada día.
No quiero recordar el dolor que pasé, eso ya quedó atrás, es un feo trance que hay que pasar para que al final quede eso, la esencia que tengo de ti, de una vida compartida a tu lado, cierto que no fue todo lo larga que esperábamos, pero fue bonita, creo que fuiste una perra feliz, linda por dentro, linda por fuera...
Yo se que estábamos predestinadas a compartir la vida, yo, que lo más parecido a tener perro, fue aquella Moli divina, que nos acompañaba a toda la pandilla los días de verano y los fines de semana de invierno, también era muy linda Laia, como tu lo eras... y ya ves
Nunca pensé tener perro, me daban pánico, me cruzaba de calle cuando divisaba al fondo de la calle cualquier peludo de cuatro patas, fuera cual fuera el tamaño y mira, llegaste tu a mi vida para ponerla felizmente patas arriba, con tu dulzura, con tu nobleza, tu alegría, tu lealtad... no puedo decir nada malo de ti, o casi, por que si que fuiste traviesa, pero nada más, lo más dulce del mundo, un enorme peluche de azucar de 35 kilos, que te caían a bocajarro cuando abrías la puerta
Vaya por ti mi recuerdo en este día tan señalado, el día de tu partida, pero yo te tengo conmigo a mi lado cada día, cada segundo
Gracias por no irte del todo y por mandarme a tu amiguita Jara como un caramelito para endulzar mis días
No te olvidaré nunca por que estas aquí
TE QUIERO LAIA
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