martes, 24 de mayo de 2011

MI SUEÑO CUMPLIDO EN OLIVA












































































































































































































































































































































































































La primera vez que fuí a Oliva, acababa de perderte, estaba rota sin ti, pero estar en Oliva me ayudo mucho, allí estaba en paz y fuí feliz.









Paseaba por la playa y veía a todos aquellos perros disfrutar y pensé en lo que me gustaría pasear con mi perro por allí, contigo no pudo ser, pero pasó el tiempo,vino Jara a mi vida y con ella cumplí mi sueño, ver a mi perro disfrutar en la playa




Y no sabes cuanto, llegamos allí y nada más bajar a Jara del coche, veía a la perra feliz, iba paseando su palmito entre las casitas, dando saltitos de felicidad y eso que todavía le esperaba la gran sorpresa.




Yo iba espectante cámara en mano, mientras Jara subía por las dunas detrás de Celia, no sabía el tesoro que le guardábamos detrás... no hay palabras... Celia y yo estábamos emocionadas mirándola, ella se quedó paradota un momento, pero enseguida comenzó a excarvar como loca aquí y allá, como si llevara un mapa del tesoro y no consiguiera dar con él, estaba de ver con esa naricita llena de arena.





Ese día no fue a más la cosa, la gran sorpresa, la busca del tesoro, una tumbada en la arena y poco más, pero lo bueno vino los días posteriores, ya en compañía de Juan, la familia al completo paseando por aquella playa inmensa.





Jara siempre detrás de Juan, por que hay que reconocerlo, yo soy la de la comida, los mimos y demás, pero a la hora de seguir a alguien en serio, el jefe de la manada es Juan, por que? no lo sé, quizás sea por la energía que desprende, pero ella tiene muy claro que es él.









Hemos andado por la playa horas y horas, yo disfrutando cada paso viendo a mi familia al completo disfrutar, padre e hija sin soltarse de la mano contándose sus cosas, Jara feliz trotando por la playa, no la había visto nunca tan contenta y yo, como no podía ser menos, rebosando felicidad por los poros, no necesito mucho para ser feliz, una larga playa para pasear y mi familia acompañándome, que más se puede pedir? yo, NADA, estaba servida









La perra no se acercaba mucho al agua, no quería mojarse ni una uña, si es que le quedaba alguna, por que se ha dejado las uñitas limaditas limaditas de pasear por la playa.





Hartas de esperar que alguna ola traicionera pillara desprevenida a Jara, Celia la cogió y la metió en el agua, que risa pasamos cuando la bobona intentaba secarse el agua restregándose en la arena mojada, como hace con la toalla que yo le estiro en el suelo cuando la baño, se puso como una croqueta literal, pero que risas pasamos












Andábamos y andábamos desde por la mañana, luego comíamos por allí y volviamos de nuevo andando, una gozada, una sobredosis playera cosa fina, pero que gusto de sobredosis









Luego llegábamos a la casa, allí en las casitas se esta muy agradable, todo silencio y el mar de música de fondo. Y entonces tocaba descansar un poquito en el jardín, Celia jugó una tarde con su amigo Jacobo, le conoció la primera vez que vinimos e hicieron buenas migas, ahora ya más creciditos, volvían a compartir juegos, fue agradable verlos de nuevo juntos




Eran pocos días, pero los disfrutamos a tope, ahora después del paréntesis, vuelta a la normalidad, un sprint final antes del fin de curso y entonces si vendrá el descanso al fin, hasta entonces, llenaremos nuestros ratos de agobio del azul del mar de Oliva

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